Están los que llevan amuletos o se hacen promesas.
Los que imploran mirando al cielo y los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen leyendo, cuando le arden los ojos.
Están los que siguen jugando cuando se les acabó el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.
Ellos están convencidos de que la vida es un desafío en si misma.
Sufren pero no se quejan, saben que el dolor pasa,
el sudor se seca, el cansancio se termina…
Saben que hay algo que nunca desaparecerá:
La satisfacción de lograr un sueño.
Sus cuerpos tienen la misma cantidad de músculos.
Por sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes es su espíritu
y la determinación para alcanzar la cima.
Una cima a la que no se llega superando a los demás.
Sino superándose a uno mismo
Fuerza para todos, el camino no es fácil, pero no nos achicamos. Porque le ponemos el pecho a las cosas malas, a no darle el gusto a los que nos quieren ver caer.
A.E.T.I. Todo El Año Junto A Vos
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